La limitación del plástico en la fabricación de envases se ha convertido en uno de los grandes desafíos a nivel planetario. Este material, un producto en su inmensa mayoría derivado de combustibles fósiles y con un proceso de degradación de cientos de años, supone un gran problema ambiental al que el ecodiseño, y especialmente el ecoBranding, tratan de brindar solución, este último desde una perspectiva integral.

El diseño sostenible de productos y envases pretende alcanzar dos objetivos: disminuir la utilización del plástico para reducir el residuo generado y aumentar las probabilidades de reciclaje efectivo al 100 % en el caso de ser empleado.

Porque la realidad es que casi todo el plástico generado es de un solo uso, pues se destina mayoritariamente al envasado de alimentos y empaquetado de productos en actividades logísticas, con un enorme impacto sobre los ecosistemas marinos.

 

Algunos datos para reflexionar 

La producción de plástico comenzó de forma masiva hace poco más de 50 años. Desde entonces, la industria del plástico no ha dejado de crecer. Solo las cifras de botellas lanzadas al mercado resultan abrumadoras: 500 mil millones al año, según Greenpeace. Dicha organización calcula que tan solo en nuestro país el 50 % de los envases plásticos acaban en vertederos, y se estima que ocho millones de toneladas de contaminación plástica lo hacen, al año, en el mar.

El plástico es un problema, y lo es en todas las fases de su ciclo de vida por su enorme impacto medioambiental: desde la extracción de la materia prima para su obtención, a su transformación y posterior gestión como residuo, tal y como señala el informe sobre el plástico elaborado por Carro de Combate.

Pero el plástico representa también un serio inconveniente para nuestra salud. Según un estudio solicitado por WWF, las personas consumimos aproximadamente 2.000 pequeñas piezas de plástico cada semana, unos 21 gramos al mes

 

El coto al plástico a través de la normativa europea

El uso del plástico sigue siendo prioritario, de hecho, se agravó con la pandemia sanitaria de la covid-19. Afortunadamente, desde la UE se ha comenzado a articular un marco normativo que ponga coto al empleo de este material. Especialmente al de un solo uso, por su impacto en los océanos, en la salud y por el freno que suponen la desarrollo de la economía circular.

Así, el Parlamento Europeo lanzó en 2019 una Directiva para la prohibición del plástico de un solo uso en los Estados miembros a partir del año 2021. Esta contempla diferentes medidas en distintas categorías de productos y la desaparición de los siguientes productos:  cubiertos de plástico de un solo uso (cucharas, tenedores, cuchillos y palillos), platos de plástico de un solo, pajitas, bastoncillos de algodón para los oídos fabricados en plástico y palitos de plástico para sostener globos.

En cuanto a las botellas de plástico, se han establecido ciertos límites que ya cumplen la inmensa mayoría de los productores: en 2025, el 25 % del plástico de las botellas deberá ser reciclado y en 2030, el 30 %. En 2029, el 90 % de las botellas de plástico tendrán que ser recuperadas.

En España, el Real Decreto 1055/2022 de Envases y Residuos de Envases aplica  la Directiva de la UE. Algunos de los hitos más destacables son los siguientes:

  • En 2030 el peso del material reciclado en los envases de plástico deberá intentar ser del 55 %.
  • Se marca, para ese mismo año, el objetivo de conseguir una reducción del 20 % en el número de botellas de plástico de un solo uso que se comercialicen respecto a 2022.
  • Los comercios minoristas de alimentación deben dedicar al menos el 20 % del área de venta a productos a granel o comercializados mediante envases reutilizables.

En nuestro país, además, se ha dado luz verde al impuesto especial sobre los envases de plástico no reutilizable, de aplicación el 1 de enero de 2023 y al que deberán hacer frente los fabricantes o, en su defecto, la empresa importadora en virtud de la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular.

 

El reciclaje no es suficiente: actuar desde el origen

A estas alturas, queda patente la necesidad de poner freno al plástico desde el origen. Y eso concierne a la necesidad de actuar desde la propia concepción del producto, pero también de replantear otras fases como la de distribución o almacenaje.

Dicha visión integral del problema, aquella que atañe a todas las facetas del ciclo de vida de un bien, tiene que ver con lo que denominamos ecoBranding.

Veamos, el ecoBranding va más allá del diseño sostenible de los envases. Este último ha incurrido, a menudo, en ciertos errores, como la generalización de los mal denominados bioplásticos o plásticos biodegradables. Y es que, con estos últimos existe un problema, bueno, en realidad, varios:

  • En primer lugar, no todos los plásticos de origen biológico son “biodegradables” y/o compostables.
  • En segundo lugar, muchos de ellos suman importantes porcentajes de recursos fósiles.
  • En tercer lugar, ¿son realmente materiales biodegradables y son realmente beneficiosos?
  • En cuarto lugar, al proceder de polímeros naturales derivados de productos vegetales (maíz, soja, patata, etc.), su producción, de carácter intensivo, pone en riesgo la diversidad de los cultivos en ciertas economías por el acaparamiento de suelo agrícola, además del abastecimiento y soberanía alimentaria en algunos países, tal y como muestra este interesante y completo informe sobre bioplásticos elaborado por Amigos de la Tierra.

Tales inconvenientes ponen de relieve el riesgo de sustituir los plásticos fósiles por otros, por ejemplo, de origen vegetal.

En nuestra opinión, la solución ha de llegar desde el propio planteamiento de ese bien que se desea producir y/o comercializar. A veces, un cambio en su configuración o formulación puede evitar el uso de material de envasado innecesario. Un buen ejemplo lo encontramos en el jabón sólido frente al líquido, solución a la que ya han recurrido algunas marcas de cosmética o higiene personal por su aportación a la considerable reducción de packaging convencional y a la posibilidad de que el papel reciclado desbanque al plástico.

Otras veces, un cambio en el modelo de transporte, almacenamiento y reparto posibilita reducir al máximo el empaquetado sin poner en riesgo la integridad del producto.

De eso trata el ecoBranding, de plantear una mirada global al problema de los envases de plástico para brindar soluciones realmente eficaces y adaptadas.