En la última edición del Basque Circular Summit, celebrada hace tan solo una semana en Irún, el ecodiseño tuvo un papel protagonista como impulsor de una verdadera economía circular.
Como equipo de diseño volcado en la sostenibilidad, esto nos obligaba a prestar más atención, si cabe, al evento. Y, una vez más, como era de esperar, el ecodiseño lo llenó todo.
Ecodiseño y economía circular: el binomio necesario
El concepto de ecodiseño estuvo presente en la mayor parte de las ponencias del encuentro, en una muestra de productos vascos ecodiseñados y circulares, y en la última publicación de Ihobe (Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco), presentada para la ocasión. Nos referimos a una guía con 105 soluciones y proyectos industriales ecoinnovadores desarrollados en Euskadi, de los cuales el 24 % están ya en el mercado.
Quedó patente pues la importancia y necesidad de implantar el ecodiseño como alternativa al diseño convencional, al menos si queremos alcanzar los objetivos propuestos en materia de sostenibilidad en lo que se refiere a producción y consumo bienes, así como a gestión de residuos.
Si alguien no se había dado aún por enterado, en este encuentro sin duda lo habrá hecho.
Por nuestra parte, queremos hacernos eco hoy de la nueva iniciativa europea de Productos Sostenibles y del denominado pasaporte digital de producto, a los que se dedicaron una de las mesas redondas celebradas en Irún.
Queremos así poner el foco en dos de las medidas normativas (y preventivas) más importantes que se pondrán en marcha a nivel europeo a favor de la circularidad. Y en las que tenemos volcadas grandes expectativas.
El pasaporte digital de producto, por una mayor transparencia
El pasaporte digital de producto: una herramienta competitiva para las empresas que apuesten realmente por la circularidad y la sostenibilidad, y de información para las personas usuarias.
El pasaporte digital de producto contendrá información relativa al impacto ambiental del mismo a largo de todo su ciclo de vida, pero también información necesaria para facilitar su reciclaje, reparación y reutilización.
Estos dos conceptos últimos son especialmente importantes porque se engloban dentro de la demanda ciudadana hacia el Derecho a Reparar y contra la obsolescencia programada.
Ambas propuestas, de lanzar al mercado bienes que sean perfectamente reparables y que sean duraderos, están íntimamente ligadas con la ventaja de ecodiseñar. Al fin y al cabo, un producto realmente ecodiseñado es un producto capaz de dar respuesta a ambos desafíos. Y también con la necesidad de minimizar los residuos.
Y decimos además que es una herramienta de competitividad para las empresas porque, a grandes rasgos, favorecerá a aquellas que mejor lo hagan en materia de ecodiseño y sostenibilidad.
Y es que, como ya hemos señalado en otras ocasiones, las tendencias de compra analizadas en los últimos años muestran una clara predisposición de las personas consumidoras hacia productos no contaminantes y que contribuyen decididamente a un sistema de economía circular.
Así que, a la hora de adquirir un producto u otro en el supermercado, ¿cuál llamará más nuestra atención? Está claro que aquel cuya etiqueta o pasaporte sea más favorable, con información precisa y fiable. Una vez más, el ecodiseño juega a favor de aquellas organizaciones que quieran contribuir a un modelo de futuro.
La Comisión Europea planea introducir dicho pasaporte el año que viene. Si es así, los consumidores y consumidoras tendrán una forma más de verificar la trazabilidad de un producto, desde que se concibe hasta que agota su vida útil, así como las formas de dotarlo de una segunda vida.
La necesaria revisión de la Directiva de Ecodiseño
La nueva Directiva europea regulará, por su parte, todas aquellas cuestiones que tengan que ver con requisitos basados en el ecodiseño, también aquellos que afectan a la durabilidad y posibilidad de reparación. Y vendrá a revisar la anterior directiva al respecto, que data ya de 2009 y para un grupo muy reducido de productos.
De hecho, la nueva revisión se extenderá a bienes no relacionados con la energía y la electricidad, por ejemplo textiles (solo la producción de tejidos provoca el 20 % de la contaminación de agua potable en todo el mundo y el 10 % de las emisiones de GEI) y muebles. E incorporará requisitos mínimos relacionados con la posibilidad de remanufactura o de contenido de material reciclado, que ya podemos ver en la propuesta de Reglamento sobre Diseño Ecológico de Productos Sostenibles.
Así las cosas, nos alegramos de los pasos dados hacia delante. Esperamos que se materialicen pronto y respondan a las necesidades reales de la ciudadanía. Y también nos alegramos de que Euskadi lidere, en buena medida y con eventos como el citado, el camino a seguir en materia de ecodiseño y circularidad.