Son muchas las variables que se han de tener en cuenta a la hora de diseñar y ejecutar un envase alimentario que cumpla con criterios sostenibles y de justicia animal. Es decir, que respete los valores de la marca para la que se trabaja o del producto que se va a envasar. Incorporar los sellos adecuados para su certificación ecológica es una de ellas.
Índice de contenidos
- ¿Qué son los sellos ecológicos en alimentación y por qué es importante incluirlos?
- Sellos que generan confianza y fiabilidad en los alimentos ecológicos.
- Otros sellos responsables a tener en cuenta.
1. ¿Qué son los sellos ecológicos en alimentación y por qué es importante incluirlos?
Como hemos señalado, todo packaging que sea concebido a través de una estrategia de ecoBranding para situarse en la misma línea del alimento que protege (es decir, que responda -entre otras cosas- a una metodología de ecodiseño) debe plasmar adecuadamente en el envase su certificación ecológica. Esto se consigue a través de la visualización de uno o varios sellos de calidad. El desafío, en este caso, es incorporarlos de manera acertada, para que sean accesibles al consumidor o consumidora de forma inmediata y clara.
Pero ¿en qué consisten estos sellos y por qué son tan importantes? Como siempre, la clave pasa por la intención de compra de la ciudadanía.
Hemos mencionado en ocasiones anteriores la importancia que tiene para las compañías brindar una experiencia de usuario satisfactoria a través de sus productos, y cómo más del 70 % de los españoles y españolas se guía por razones éticas o sostenibles a la hora de comprar. En este sentido, los sellos ecológicos juegan un papel decisivo.
Un sello o etiqueta ecológica garantiza que ese alimento que estamos comprando es realmente ecológico porque así lo han certificado instituciones públicas o privadas, estas últimas sujetas a regulación y autorización de las primeras.
El más famoso de estos sellos y, sin duda, el que más personas son capaces de reconocer a través de su logotipo, es el emitido por la Unión Europea.
El logotipo ecológico de la UE, vigente desde 2010, tiene un triple objetivo: visibilizar la agricultura y alimentos ecológicos en Europa, unificar criterios coherentes al respecto y ofrecer una garantía al consumidor y consumidora de que realmente puede confiar en ese producto como alimento que cumple escrupulosamente las características propias de un proceso ecológico en su producción, comercialización, almacenamiento, etc.
De hecho, tal y como recoge la Comisión Europea en su página web, “un producto solo puede llevar el logotipo ecológico si contiene al menos un 95 % de ingredientes ecológicos y si el 5 % restante cumple unas condiciones estrictas”.
Dicho esto, podemos determinar que un sello ecológico avala nuestra compra como ciudadanos y ciudadanas responsables e involucrados en la lucha por la sostenibilidad. Y como tal, es un factor capaz de incidir sobre nuestro comportamiento a la hora de comprar.
Tanto es así que, muchas veces, nos topamos con sellos independientes que intentan obtener el mismo “rendimiento” que los certificados oficiales a través de sellos propios que no han sido avalados por autoridades competentes en la materia y que, por lo tanto, pueden (y deben) generarnos ciertas reticencias.
Para salir de dudas, debemos fijarnos en la numeración que acompaña al logo de dicho sello: esta siempre debe indicar el código del organismo de control y el lugar de producción de las materias primas del alimento.
2. Sellos que generan confianza y fiabilidad en los alimentos ecológicos
Si un logotipo de certificación ecológica es adecuado y sujeto a la norma vigente logrará generar tal confianza en el momento de compra que difícilmente podrá ser puesto en duda.
De hecho, existen hoy en día muchos productores que, aún siguiendo a pie juntillas un proceso ecológico en su actividad, carecen de dichos sellos como avales, lo cual dificulta enormemente su entrada en el mercado o en ciertos circuitos de venta de alimentación.
Tal es la fuerza de estos sellos que el europeo no es el único que podemos encontrar en los lineales de los establecimientos españoles. Existen otras etiquetas de certificación ecológica en el sector de la alimentación. Todas ellas están sujetas a la normativa europea vigente sobre producción y etiquetado de alimentos ecológicos (Reglamento (CE) 834/2007) y a auditorias periódicas.
De hecho, muchos países comunitarios adoptan sus propias certificaciones y logotipos (AB, en Francia, o BIO-Siegel, en Alemania) que suman al europeo; así como ciertas CC. AA. disponen de sellos propios. Por ejemplo, Castilla - La Mancha, Cataluña, Euskadi o Murcia. Estos responden a su papel como organismos o autoridades de control, y son opcionales. Lo importante, que cumplan la normativa comunitaria en este sentido.
Pero, además de estar sujetos a la legislación vigente, ¿qué podemos pedir a los sellos ecológicos o ecoetiquetas para que sean realmente efectivas?, ¿qué no debe perder de vista un ecodiseñador a la hora de concebir un envase con este tipo de logos?
- Que estén adecuadamente dimensionados y aparezcan en un lugar perceptible a simple vista sobre el envase.
- Que sumen un mensaje que clarifique su significado.
- Que vayan acompañados de información veraz y clara sobre el propio alimento y su composición en el etiquetado.
3. Otros sellos responsables a tener en cuenta
Existen otro tipo de sellos y certificaciones que podemos tener en cuenta, como aquellos que certifican un alimento 100 % vegetal, que se engloban dentro de un sistema de comercio justo o que su producción ha tenido en cuenta parámetros de justicia social y dignidad humana para con sus trabajadores.
No debemos olvidar, en cualquier caso, que estos sellos no certifican que se trate de un producto ecológico per se, aunque sí son compatibles con los que sí lo hacen.
Los sellos no solo nos ayudan a consumir de forma más sostenible, sino que dan respuesta a una demanda cada vez más creciente de productos respetuosos con el entorno natural, la vida animal y la salud de las personas. De ahí la importancia de respetarlos, fomentarlos y no pervertir su existencia con otras tácticas propias de lo que se conoce, hoy en día, como greenwashing.
De hecho, en la lucha contra este último fenómeno, la Comisión Europea ha planteado un nuevo etiquetado nutricional, armonizado para todos los países miembros, con el fin de promover un sistema alimentario más transparente, justo y sostenible para consumidores y productores. Pero de esto hablaremos más adelante.