El comercio online plantea importantes desafíos a nivel medioambiental.

Ahora que su uso es masivo y su peso económico se dispara, nos preguntamos si no ha llegado la hora de poner sobre la mesa los problemas que plantea esta nueva forma de compra-venta. Hacerlo nos permitirá tomar conciencia y, más importante aún, habilitar las soluciones necesarias para contrarrestar sus desmanes.

 

Índice de contenidos

    1. El difícil encaje de productos clásicos en un nuevo concepto de economía circular.
    2. Motivos por los que modificar un producto de éxito.
    3. El respeto por una sociedad que consume y la vuelta a la naturalidad.
    4. Algunas soluciones: plataformas para el consumo local.

 

1. El transporte en carretera y la logística: el gran reto del comercio online

Se calcula que de los más de 31 millones de internautas en nuestro país, el 72% compra online. De hecho, según la CNMC, el comercio electrónico facturó en España 12.474 millones de euros a lo largo del primer trimestre de 2021, un 1,9% más que en el mismo periodo del año anterior. La situación de pandemia sanitaria ha contribuido enormemente a este escenario.

Estos datos nos dan una idea del número de transacciones realizadas y de entregas a domicilio (estas últimas representan uno de los grandes hándicaps medioambientales de comprar por internet).

De hecho, solo Amazon realizó 157 millones de entregas en 2019 en nuestro país.

Y es que, ¿quién de vosotros y vosotras puede afirmar con rotundidad que no ha comprado más que nunca en tienda online durante el último año? Solo hay que fijarse en lo que ocurre dentro de nuestras casas para extrapolar el cambio a todo nuestro entorno.

Esta enorme transformación en los hábitos de consumo que estamos experimentado ha puesto patas arriba el modelo de logística y distribución de bienes, entre otras cosas.

camión carretera

Y si bien es cierto que ha contribuido a reducir el tráfico rodado en el centro de las ciudades en momentos puntuales (hemos dejado de coger el coche para ir de compras), ha dado pie a un sistema de entrega física de productos a domicilio, normalmente desde grandes plataformas de reparto, que crece sin cesar.

El II informe La Logística en el e-Commerce señala que de 2016 a 2017 se contabilizó un aumentó en el número de vehículos totales de un 2,22%, siendo el de los dedicados a transporte de mercancías de un 11,72%. Ese último año, el 23 % de las emisiones de CO2 corrieron a cargo del transporte de mercancías (representando el transporte ligero hasta un 44%). Y todo apunta a que, en cuestión de 20 años, subirá al 40%.

Es decir, lo que parecía una oportunidad de reducir los traslados desde la vivienda al punto de venta (y con ello las emisiones contaminantes) se ha convertido en un verdadero inconveniente.

El sistema de distribución que ha propiciado el comercio electrónico es harto complicado y entraña grandes problemas, como la denominada “logística inversa”, es decir, las devoluciones de producto, que suponen hasta el 50 % del total de compras online en el sector de la moda. Este porcentaje es muy superior al que se produce en la venta directa o comercio tradicional.

Es fácil de explicar. Antes nos probábamos la ropa, apreciábamos los tejidos in situ… Ahora, recibimos en nuestra casa prendas bien defectuosas, bien que no eran lo que esperábamos, pese al esfuerzo de las compañías por contrarrestar estos inconvenientes desde sus ecommerces. El resultado: devoluciones masivas, tediosas, costosas y dañinas para el entorno natural.

De hecho, el informe anterior habla de la logística inversa como una pieza clave en la cadena de suministro del comercio electrónico debido al alto volumen que representa.

Y aunque dicho estudio señala que “su correcta gestión tendrá́ un impacto positivo tanto en los costes como en el propio modelo de distribución”, pasa por alto el importante beneficio medioambiental que también implicaría su optimización.

 

2. La última milla: un problema para las distribuidoras

Junto a la logística inversa, la última milla es otro de los grandes retos en el camino hacia la competitividad y la sostenibilidad.

No en vano, según los últimos análisis de costes del comercio electrónico sobre envíos nacionales, los derivados de las rutas de transporte desde la plataforma logística al domicilio (o multipunto de recogida) son los más cuantiosos, seguidos de los costes de aprovisionamiento, de empaquetado y de la logística inversa que mencionábamos anteriormente.

Pero ¿cómo llegar al cliente final, a su domicilio, desde una gran plataforma de distribución? Actualmente, el reparto en última milla se realiza con vehículos pequeños que recorren más kilómetros de los deseados y que, a menudo, son muy contaminantes.

Quienes se dedican al reparto, lo saben. Muchas veces han de realizar trayectos infructuosos, otras veces para llevar a cabo la entrega de un solo paquete…

Parte del problema a la hora de atajar estos inconvenientes reside en que la mayoría de empresas dedicadas a los servicios logísticos en nuestro país son muy pequeñas.

Según el análisis que llevó a cabo el Centro Español de Logística (CEL) en 2019 respecto al comercio electrónico, en nuestro país, la mayoría de las empresas dedicadas a la distribución son pymes, de las cuales hasta un 79,79 % se consideran microempresas. Y hasta el 58 % de los profesionales del gremio son autónomos sin asalariados.

Esto nos da una idea de las posibilidades tan limitadas con las que cuentan dichas empresas para optimizar sus sistemas de reparto, por ejemplo, a través de la innovación tecnológica.

La capacidad de investigación y aplicación de soluciones más competitivas (análisis de datos, blockchain, vehículos autónomos sostenibles…) es escasa para un autónomo o pequeña empresa.

entrega

De hecho, actualmente, existen tan solo en España diez operadores capaces de liderar esta carrera hacia la optimización del sistema de reparto paliando así sus efectos adversos sobre el medioambiente: Correos, que lidera el ranking de facturación, Deutsche Post, Seur, XPO Logistics y Logista.

De dichas compañías dependerá que la mejora de las rutas de reparto, las formas de envío, la dotación de vehículos menos contaminantes y las cargas pesen más que la inmediatez en los procesos de entrega y devolución de productos.

Esta última (la entrega rápida o instantánea) es, como señala Greenpeace en su informe Impactos ambientales y alternativas al comercio online (Noviembre 2020), “uno de los ​primeros mecanismos insostenibles relacionados con el comercio electrónico”. Y es que, las tiendas online o ecommerces basan buena parte de su estrategia de competencia en este punto.

 

3. Aumenta el consumo energético por los dispositivos de compra

Pero no solo aumenta el tráfico rodado, el consumo de combustible, las emisiones contaminantes de CO2… El comercio electrónico ha propiciado un aumento exponencial del consumo energético desde los dispositivos de compra, conectados a internet.

Ordenadores de mesa, portátiles, smartphones… Concretamente desde estos últimos se llevan a cabo el 47 % de las compras online en nuestro país. Un dato abrumador, sobre todo si tenemos en cuenta que la venta en tienda física ha disminuido en los últimos meses prácticamente en la misma proporción.

consumo energía

Cierto es que el diseño de nuevos dispositivos electrónicos tiende hacia la economía de recursos y al ahorro energético, sin embargo, 116,6 millones de horas en compras online a nivel mundial el pasado año son muchas horas.

El impacto ambiental de las compras por internet no acaba aquí, claro está.

Las consecuencias ambientales no se limitan al aumento del consumo energético o de combustibles ni al de la basura electrónica, el exceso de residuos derivados del empaquetado y embalaje (o sobreembalaje) de los productos es otro caballo de batalla del que ya hemos hablado en nuestro blog y que retomaremos en otra ocasión.

 

4. Algunas soluciones: plataformas para el consumo local

Está claro que una solución a los problemas derivados de las compras por internet pasa por que las empresas estén más cerca del cliente final y así rentabilizar sus sistemas de entrega.

En este sentido, aparecen fórmulas locales muy interesantes que tratan de arrojar algo de luz sobre esta problemática.

Un buen ejemplo es Printai, una “imprenta de proximidad para profesionales” o, como reza su página web, “la primera comunidad de impresores que se unen para dar servicio a los profesionales de las Artes Gráficas” en España. El objetivo: ofrecer un producto local y de calidad a nivel nacional gracias a un servicio de cercanía. En otras palabras, impresión online con etiqueta de Km0.

De hecho, Ayuntamientos y Diputaciones no son ajenas a este tipo de respuestas, pues muchas de ellas promueven plataformas online para que pequeños comercios locales puedan llegar al consumidor final.

La principal motivación de estas soluciones no suele ser ambiental, todo sea dicho, pues deben leerse en clave de apoyo económico al sector comercial de zonas desfavorecidas o deprimidas, pero merece la pena destacar su puesta en marcha y motivar su uso en lo que respecta a su contribución a la preservación del planeta.

La adopción de nuevas formas estratégicas de diseñar y desarrollar productos, de repensar su proceso de fabricación, distribución, logística, etc., por parte de las empresas es otra vía cada vez más explotada. Y lo es no solo porque palien los efectos nocivos para el medioambiente de las compras por internet, sino porque resultan enormemente ventajosas para aquellas empresas que desean reducir costes y llegar a un consumidor cada vez más concienciado.