El sector del packaging protagoniza una verdadera revolución. El peso de los envases en la estrategia sostenible europea y en la economía circular es decisivo, especialmente en el sector de la alimentación.
De hecho, el futuro del packaging pasa, de manera obligatoria, por la reutilización, la durabilidad y el minimalismo. En otras palabras, los nuevos envases deben adaptarse a los retos más acuciantes en materia ambiental, económica y social.
El ecodiseño y, desde una perspectiva más amplia, el ecoBranding pueden hacer mucho al respecto. No solo para modernizar el concepto de envasado alimenticio, sino para ajustarse a una normativa cada vez más ambiciosa.
Marco legal del packaging en el sector alimentación
Los últimos meses han sido concluyentes para una industria: la del packaging, que en nuestro país representa el 4,37 % de la cifra de negocio total de la actividad industrial y un 2,65 % del PIB nacional, según datos del sector.
La nueva normativa respecto a los envases, tanto la europea como la de aplicación nacional, y el denominado impuesto al plástico no reutilizable apuntalan la necesidad de un packaging sostenible. De hecho, obligan a productores de envases a sopesar seriamente su apuesta por otro tipo de materiales y la reducción de estos a la mínima expresión en la preservación de los alimentos. O al uso de envases que no precisen de reciclaje ni transformación para darles una segunda vida.
Actualmente, existen en España 3.180 empresas ligadas a la producción de envases y materiales para su fabricación. De ellas, 737, las más numerosas, trabajan con material plástico. Les siguen las dedicadas al papel y cartón, a la maquinaria propia del sector, a la madera, a los equipos de marcaje y etiquetas y a otros envases metálicos, de vidrio, etc.
No hay que olvidar que los envases son vitales en los procesos de producción de cualquier alimento, pues garantizan su trazabilidad, seguridad y correcta distribución, además de cumplir un rol informativo de cara al conjunto de consumidores y consumidoras a través del etiquetaje, por ejemplo.
La tendencia en los nuevos envases para alimentación
La desaparición progresiva del plástico de un solo uso se acelera. De hecho, una de las grandes tendencia en packaging para el sector de la alimentación para los próximos años no habla del poliácido láctico cristalizado (CPLA), catalogado como plástico biodegradable de origen biológico (y no fósil), cuya fabricación, menos contaminante, precisa además de un menor uso de recursos energéticos. Este tipo de material será habitual en los envasados que ahora emplean, por ejemplo, el tradicional film.
Investigaciones como esta del CSIC, donde tratan de producir envases biodegradables a partir de productos de la industria alimentaria como las cáscaras de almendras y el suero de queso, nos dan una idea de la magnitud que está alcanzando el reto de la sostenibilidad en el packaging para alimentos.
También el que la Comisión Europea aprobase hace poco la Smart Specialisation Platform, con el apoyo de varios clúster dedicados al packaging con el fin de aunar esfuerzos en la y transición hacia envases alimentarios sostenibles.
Pero no solo debemos hablar en tendencias respecto a materiales. La forma de diseñar el propio envase también influye en lograr un packaging sostenible.
Un buen ejemplo lo encontramos en aquellas soluciones que apuestan por el material único o esas otras en las que resulta extremadamente sencillo separar, por ejemplo, el cartón del plástico, para facilitar su reciclaje. Sea como sea, de ahora en adelante encontraremos alimentos envasados de forma minimalista, donde la ausencia de materia prima empleada sea normal, así como de elementos superficiales propios, por ejemplo, de los reclamos publicitarios o estrategias de marketing para atraer a consumidores y consumidoras.
Y ahí es donde entra en juego, una vez más, el ecoBranding, esa estrategia que trata de hacer atractivo un envase sin renunciar por ello a sus cualidades esenciales como: la preservación del alimento, el respeto por la salud ciudadana, la capacidad de brindar información importante al conjunto de consumidores sobre ese producto, su apuesta por evitar el desperdicio alimentario y, por supuesto, el cuidado del medioambiente.
Para más información:
El objetivo de la UE es garantizar que todos los envases y embalajes sean reutilizables o reciclables en 2030 para todos los Estados miembros. Así que, la industria del packaging no tiene más remedio que estar atenta a las novedades legislativas al respecto, pues cambiarán nuestra forma de entender el envasado de aquí a 2030.
Además de los dos reglamentos que tiene que ver con los materiales que pueden entrar en contacto con los alimentos, a saber: el Reglamento (CE) 1935/2004, de 27 de octubre de 2004, del Parlamento Europeo y del Consejo, sobre los materiales y objetos destinados a entrar en contacto con alimentos, y el Reglamento (CE) 2023/2006, de 22 de diciembre de 2006, de la Comisión, sobre buenas prácticas de fabricación de materiales y objetos destinados a entrar en contacto con alimentos, hay que prestar especial atención al Plan de Acción de Economía Circular de la UE, a la Directiva (UE) 2019/904 Del Parlamento Europeo y del Consejo de 5 de junio de 2019 y a la 2018/852 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 30 de mayo de 2018.
En España, dichas directrices han sido trasladadas a la legislación nacional a través de normativa reciente como la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular y el Real Decreto 1055/2022, de 27 de diciembre, de envases y residuos de envases que, entre otras cosas, favorecen la venta de frescos sin envases de plástico o la de producto a granel.